Este lunes renunciaron los seis integrantes del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
En carta dirigida a la presidenta del Senado, Ana Lilia Rivera, los seis miembros acusaron que la presidenta de CNDH, Rosario Piedra, ha desdeñado el papel de este organismo.
Afirman que algunos de los integrantes han sido amenazados y calumniados:
(…) de forma sistemática, ha obstaculizado nuestro trabajo llegando al extremo de ignorarnos por completo, amenazar y calumniar a algunas personas integrantes del Consejo, no sólo en los espacios de este órgano ciudadano, sino utilizando para ello los recursos, personal y los medios de la CNDH, incluyendo sus redes sociales.
La carta es firmada por Tania Espinosa Sánchez, Adalberto Méndez López, Bernardo Romero Vázquez, Jorge Alejandro Saavedra López, Ángel Trinidad Zaldívar y Georgina Diédhiou Bello.
Sostienen que no han podido mediar ni razonar con Rosario Piedra, en diversos temas, incluyendo las posturas publicas que ella ha emitido “exactamente en sentido contrario a lo unánimemente aconsejado o incluso, desatender resoluciones adoptadas por la mayoría del Consejo, en asuntos de su competencia exclusiva”.
En su carta de renuncia, argumentan que la CNDH pareciera atender intereses diferentes a la defensa de los derechos humanos.
Aquí su postura completa:
Sen. Ana Lilia Rivera Rivera. Presidenta de la Mesa Directiva del Senado de la República.
Sen. Kenia López Rabadán. Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República.
Estimadas Senadoras:
Quienes suscribimos, como integrantes del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), después de un ejercicio de diálogo y análisis, hemos decidido, unánimemente, renunciar al actual y honroso encargo que nos ha conferido el Senado de la República.
A pesar de que la Ley dice textualmente que “la Comisión Nacional para el mejor desempeño de sus responsabilidades contará con un Consejo [Consultivo’, a lo largo de estos dos años nuestra labor dentro del Consejo, como organismo asesor de la Comisión, ha sido desdeñada de forma reiterada por su Presidenta, aduciendo que la ley no la obliga a aceptar ninguno de nuestros consejos, aún y cuando algunos de éstos hayan sido formulados por unanimidad en favor de los derechos humanos.
Asimismo, y de forma sistemática, ha obstaculizado nuestro trabajo llegando al extremo de ignorarnos por completo, amenazar y calumniar a algunas personas integrantes del Consejo, no sólo en los espacios de este órgano ciudadano, sino utilizando para ello los recursos, personal y los medios de la CNDH, incluyendo sus redes sociales.
Desde el comienzo de nuestra encomienda, hemos tratado de aplicar lo que dice la ley en la materia que nos otorga la atribución de “establecer los lineamientos generales de actuación de la Comisión Nacional. Sin embargo, no hemos podido mediar, ni razonar con la presidenta de la CNDH, prácticamente en ninguna de las actuaciones que ha llevado a cabo.
Hemos diferido con la Presidenta desde simples interpretaciones a procedimientos internos, tales como el significado del quórum, la mayoría de votos, el conflicto de intereses en la contratación de personal, hasta negarnos facultades para hacer una simple modificación al orden del día de las sesiones del propio Consejo.
Casos extremos han sido la no emisión de recomendaciones generales, que pareciera haber sido para no incorporar nuestras observaciones, así como la publicación de posicionamientos públicos sobre los derechos humanos donde la Presidenta decide manifestarse exactamente en sentido contrario a lo unánimemente aconsejado, o incluso, desatender resoluciones adoptadas por la mayoría del Consejo, en asuntos de su competencia exclusiva.
Las personas integrantes del Consejo Consultivo de la CNDH no recibimos salario, ni remuneración económica ni en especie alguna, pagamos nuestra propia transportación local, nacional o internacional, para asistir a las reuniones ordinarias y extraordinarias del Consejo. Lo hemos hecho por el honor, la responsabilidad y el compromiso personal de servir a la causa de los derechos humanos de las víctimas en México.
Hemos tratado de ser un cuerpo colegiado que sirva de apoyo y otorgue “consejos” para el mejor desempeño de la propia CNDH, pues así lo mandata la ley al establecer que la Comisión Nacional para el mejor desempeño de sus responsabilidades contará con un Consejo.”
Sin embargo, un órgano que debiera ser autónomo -la CNDH- pareciera estar atendiendo a intereses diversos a los de la defensa y protección de los derechos humanos, razón por la cual es que, ante los múltiples obstáculos que nos han hecho prácticamente imposible cumplir con la noble función que nos fue encomendada, y considerando que nuestra presencia parece solamente legitimar algunas arbitrariedades, interpretaciones sesgadas y decisiones unilaterales de la Presidenta de la CNDH, decidimos de manera unánime renunciar a este honroso encargo.
CON INFORMACIÓN DE ARISTEGUI NOTICIAS