Todavía oscuro, a las 4:00 de la mañana, cientos de estudiantes de facultades de Derecho y trabajadores del Poder Judicial se apersonaron en las afueras de la Cámara de Diputados para bloquear los accesos, de tal forma que nadie pudiera y así evitar la aprobación de la reforma judicial.
A las 6:00 de la mañana, Ricardo Monreal Ávila, coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, publicó un video en sus redes sociales en el que llamó a la calma.
“Hay dos sedes alternas (…) no tenemos problema y no queremos provocar ningún incidente, queremos discutir civilizadamente con racionalidad política y con fundamentos por qué esta reforma va, porque así fue como nos lo indicó el pueblo de México en las urnas”, afirmó.
Mientras, en las afueras del recinto de San Lázaro se congregaban más manifestantes, a la vez que elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México trataron, sin éxito, de impedir los bloqueos, por lo que finalmente se replegaron.
Los trabajadores de la Cámara de Diputados comenzaron a llegar y fue cuando se produjeron algunos jaloneos y zafarranchos que no pasaron a mayores.
En las siguientes horas, los rumores sobre cuál sería la sede alterna comenzaron a circular, hasta que se perfiló el lugar elegido: la Unidad Deportiva Magdalena Mixhuca. Ya era cerca del mediodía.
La movilización comenzó. Manifestantes, legisladores y trabajadores empezaron a movilizarse rumbo al recinto ubicado en Iztacalco, donde se desplegó un fuerte operativo de seguridad que incluyó la presencia de granaderos, quienes resguardaron los accesos.
Entremedio, una noticia produjo ruido en redes sociales: Olga Sánchez Cordero anunció que estaba hospitalizada. Así, la exministra de la Suprema Corte, que terminó aliada con la Cuarta Transformación, no estaría presente en la discusión y aprobación de la reforma.
Desde la oposición se expresaban titubeos sobre participar o no en una sesión que teóricamente no debía llevarse a cabo, habida cuenta de que una juez de Morelos y otro de Chiapas habían otorgado suspensiones provisionales, una en contra de la discusión y aprobación de la reforma judicial, y otro en contra de que se turnara a los Congresos locales, en caso de aprobarse.
Finalmente, el PAN dijo que su participación en la sesión a realizarse sería ad cautelam, o dicho de otro modo, con reservas, tomando en cuenta las suspensiones provisionales emitidas por los letrados.
Así lo hicieron saber en la reunión de la Junta de Coordinación Política que se llevó a cabo en la sede alterna, donde Morena y aliados comenzaron a pasar la aplanadora y decidieron que la sesión daría inicio a las 4:00 de la tarde.
Entretanto, cientos de diputados y trabajadores de la Cámara de Diputados desgastaban las suelas para poder llegar al gimnasio que se habilitó para que sesionaran. “Siete kilómetros tuve que caminar para llegar aquí”, diría más tarde un legislador de oposición.
Apenas pasadas las 4:00 de la tarde, comenzó la sesión, que se suspendió brevemente para analizar una petición de parte de la oposición en el sentido de que se suspendiera la sesión atendiendo las suspensiones provisionales emitidas por los jueces.
Entonces se decretó un receso y la Junta de Coordinación Política se reunió para discutir la petición. Fue cuando se encendió el motor de la aplanadora: Morena y aliados desecharon la propuesta y determinaron continuar la sesión, donde todas las decisiones se tomarían a mano alzada.
Los panistas, con camisetas blancas que decían “Soy resistencia”, junto con Movimiento Ciudadano y el PRI, fueron las voces que cuestionaron la forma y el fondo de la sesión. Presentaban mociones que la aplanadora desechaba a mano alzada, del mismo modo que aprobaba las que presentaba el oficialismo.
Reanudada la sesión, comenzaron las intervenciones: seis rondas con seis oradores a favor y seis en contra cada una, para un total de 76, donde las visiones opuestas sobre el futuro de la justicia en México se hicieron presentes.
Fueron horas y horas de intervenciones, hasta que cerca de las 3:00 de la mañana comenzó la votación, pero esta vez no se hizo a mano alzada. Fue el pequeño triunfo que logró la oposición frente a la aplanadora.
Uno por uno, dando nombre y apellido, 494 diputados emitieron su voto: 359 a favor y 135 en contra. Para las 4:00 de la mañana, tras 24 horas frenéticas, la aplanadora ya había terminado su trabajo, al menos en lo que respecta a la aprobación en lo general de la polémica reforma judicial del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Con información de LATINUS.