El fortalecimiento de los consulados mexicanos en Estados Unidos, recientemente anunciado por la presidenta Claudia Sheinbaum –como parte de la estrategia del gobierno mexicano ante eventuales deportaciones masivas con las que amenazó Donald Trump–, “no es una sorpresa, porque es algo que ya existe”, debido a que México tiene “una muy buena protección consular” y también ya ha contratado abogados para atender a connacionales en el exterior.
La diferencia es que esta vez se trata de una propuesta de gobierno en tema migratorio, que se espera venga acompañada de recursos, señaló en entrevista con Prensa IBERO el Mtro. Salvador Guerrero Navarro, Director de la Clínica Jurídica Alaíde Foppa de la Universidad Iberoamericana.
“Uno de los problemas es que no hay presupuesto que alcance. Todos los consulados terminan sufriendo mucho por el tema de los recursos”, lamentó el especialista.
Una deportación masiva no es viable para efectos legales
El estado mexicano cuenta con una larga tradición de defensa de sus connacionales a través de sus 53 consulados en Estados Unidos; “está muy bien aceitada la maquinaria” que se encarga de ello, lo cual es raro que pase en otros países que tienen redes consulares y diplomáticas mucho más acotadas, con labores más bien de documentación, pasaportes y algo de comercio. Más allá del partido político en el poder, el Servicio Exterior Mexicano se ha caracterizado por una defensa sui generis de los mexicanos en el extranjero, explicó.
El Mtro. Guerrero señaló que “para efectos legales, una deportación masiva no es viable; sino que se trata más bien de propaganda. Una deportación tiene que ser selectiva y caso por caso”, ya que no todas las personas indocumentadas están en una situación similar; hay quien tiene hijas e hijos, hay quien no puede regresar a México o cometió algún delito.
Una vía es encontrar alivios migratorios que puedan beneficiar a muchas personas y es ahí donde será importante para los consulados y las y los abogados contratados por el gobierno mexicano que “se trate de hacer ciertas gestiones y políticas en favor de los mexicanos en el exterior”, como en el caso del decreto ejecutivo que hizo Joe Biden en junio pasado, para facilitar la regularización de casi medio millón de personas casadas con estadunidenses.
El experto en Derechos Humanos descartó que haya muchas sorpresas o cambios en la segunda gestión de Donald Trump. Aunque, “la parte negativa es que lo que pasó en su primer periodo fue muy lamentable en temas migratorios”. Condenó que se utilice la migración como una moneda de cambio, cuando en realidad “no tiene que ser una negociación política, sino que se tendría que atender el fenómeno de manera multilateral, así como se hace con el cambio climático, el terrorismo internacional o la ciberdelincuencia”.
Trump no le habla a México ni a Latinoamérica, sino más bien a Estados Unidos y a sus votantes, afirmó Guerrero Navarro, quien aseguró que lo que se puede esperar son políticas de contención, lo cual no es exclusivo de los republicanos, sino que han sido aplicadas, de igual manera, por demócratas.
Las tres principales medidas de contención serán: acuerdos con otros países como México, Guatemala o El Salvador, para impedir que migrantes lleguen a EU; tratar de borrar las ciudades santuario, hacer difícil la estadía de personas, con políticas complicadas para los dreamers y para aquellas y aquellos que quieran regularizarse, así como deportaciones.