Wes Anderson continua con sus ficciones, en busca de homenajear las virtudes de la gente que esta detrás del cine.
“puede que sea un abrazo para el alma romántica, pero el abusar en forma desmedida, de este soso recurso para al final dejarnos sin nada, es una de esas cosas que no son precisamente, un regalo del cine de autor, para convertirse solo en otro discurso “mareador”.
Flores S. Felipe de Jesús, para APUNTESdeCINE
Wes Anderson sigue homenajeando sus orígenes, el desarrollo dentro de las artes audiovisuales, siempre van más allá de lo que vemos en pantalla, existen elementos que nos recuerdan, que el cine es mucho más que una función, todo esto lleno de colores, historias e imaginación, mismos que comúnmente, nos agradan en las historias que nos cuenta el cine, aunque en algunas ocasiones, estos pueden ser más redundantes de lo que necesitamos.
Con el apoyo de Roman Coppola para el guion, Anderson, juega de nueva cuenta con nuestra percepción de la imaginación, llevándonos a un pueblo fantasma, muy clásico en las épocas americanas post segunda guerra mundial, donde conoceremos a un grupo de familias, cada con con sus situaciones particulares, desde el duelo disfrazado de inteligencia, las ganas de huir de la fama, o incluso la negación de roles familiares, todo con un trasfondo que involucra a la cultura estadounidense a fondo, como lo son los extraterrestres.
Visualmente, como todos los proyectos de Anderson, es espectacular, su fotografía y colores, nos transmutan a ese mundo que siempre le ha gustado a Anderson; se apoya en el trabajo de R. Yeoman, para que los colores pasteles, los espectaculares verdes y toda su concepción, nos hacen sumergirnos en un mundo irreal, uno de esos que hacen que todo su elenco, que parecería un encuentro de las estrellas de la NBA, tenga un ambiente de sueños y caramelo; mismo que se desdibuja cuando nos ponemos a analizar sus siguientes virtudes.
Wes Anderson se ha vuelto maestro en contarnos todo, para al final no contarnos nada, realmente siento que esta nueva faceta de “homenajear al cine”, con sus actores menos vistosos, como lo vimos en “The French Dispatch”, con el aspecto de la crítica o construcción de los clásicos y ya casi extintos semanarios, o ahora con mostrados que el cine, es mucho más que una pantalla verde, puede que sea un abrazo para el alma romántica, pero el abusar en forma desmedida, de este soso recurso para al final dejarnos sin nada, es una de esas cosas que no son precisamente, un regalo del cine de autor, para convertirse solo en otro discurso “mareador”.
Es complicado el poder forjar arraigos, cuando no nos dejan involucrarnos con los personajes, más allá de que tenemos “probaditas”, de todas las historias, sin que realmente lleguemos a nada, una película que carece de todos los elementos, que la pudieran hacer una historia insignia sobre el trabajo del montaje, para en realidad, darnos otra serie de cuentos cortos, que al final no tienen un mensaje preciso.
“Asteroid City” de Wes Anderson, con un elenco casi tan impresionante como su fotografía, donde destacan las figuras de Scarlett Johansson, Tom Hanks, Jason Schwartzman, Bryan Carston, Adrien Brody, Edward Norton, entre otros, nos narra las pericias que se viven en el pueblito de Asteroid City, con la convención dedicada a la observación de fenómenos astronómicos (Junior Stargazer Convention).
La convención se verá espectacularmente interrumpida por eventos que cambian el mundo, pero que lamentablemente, no cambian ese cine de Anderson, que día a día se torna en un discurso más revuelto que sus ideas sobre el cine.